sábado, 25 de abril de 2009

Mujeres en la Alborada. De la Tercera Reimpresion



De la contraportada:




“Tal vez el mérito principal de esta obra sea contener las vicisitudes de una guerrilla centroamericana por las selvas lluviosas, recreadas por la palabra genitora de una mujer. Por eso el rigor, la veracidad y la ternura de Mujeres en la Alborada. Nacida de una familia de profesionales de la clase media de la ciudad de Guatemala; educada en un colegio de religiosas norteamericanas en su país y militante revolucionaria por veinte años, Yolanda Colom rinde en estas páginas testimonio de la participación de la mujer en la lucha guerrillera y narra los años que siguieron al ciclo fundacional del Ejército Guerrillero de los Pobres EGP en el norte del Quiché.”


Disidente de su organizacion matriz desde 1984, la autora declara: "nos fuimos a la montaña para contribuir a que lapoblación paupérrima rompiera su inmovilidad politica y su fatalismo;para que luchara por su dignidad y felicidad otra vez. Amamos y dimos todo de nosotros sin limites ni condiciones frente a un sistema que cerraba a sangre y fuego las vías legales y pacíficas".


Contenido:




Mariposas del ensueño. Despertar en la zona reina. En silencio y secreto. Mujer nueva como gallina nueva. Pruebas de fuego para el corazón. Una mañana de octubre. En los montes de Juil. Mujeres de obsidiana. Lenguas, sangres, orígenes. La ofensiva de la sierra. Bajo el cerco enemigo. Adiós a Los Cuchumatanes. La furia amorosa de la selva. En la casa del jaguar. Más allá de los caminos. Las niñas de la bandera. El huracán interior. Danza del venado. La fuerza de los sueños. El árbol de la vida. Otra mañana de octubre.




Colom, Yolanda. Mujeres en la alborada. Guatemala: Artemis y Edinter, 1998. 328 pág.

A la memoria de los revolucionarios caídos


En 1996 Yolanda Colom realizo la narración para exponer un hecho insólito por lo inexplicable de su proceder. La tumba de Mario Payeras fue violada entre el 15 y 17 de octubre de ese mismo año en Chiapas y sus cenizas desaparecidas igual que la urna con los restos de Marco Antonio Yon Sosa, desparramados en el suelo por los violadores.
Colom narra todo esto en el folleto editado por Praxis cuyo director Carlos López contribuyera al homenaje realizado a Payeras, en la Sala Adamo Boari del Palacio de Belllas Artes de la ciudad de México (2005) en la precisión del valor literario y poético de la obra de Payeras.
El mausoleo violado protegía los restos de Yon Sosa, Fidel Raxcacoj Xitumul, mejor conocido como Socorro Sical, asesinado con el comandante de las FAR por el ejército mexicano en Chiapas. En otro de los puntos cardinales mayas que son cinco por el centro, está Enrique Cahueque Juárez. Ahí están, en Tuxtla Gutiérrez, los restos del periodista chiapaneco muerto en 1993, Gervasio Grajales quien pagó cajas, velación y lápidas donde se lee “murió por un ideal”, en las tumbas que durante años pagó en el cementerio donde aún está el mausoleo de los tres caídos en 1970 en territorio mexicano y de Mario Payeras Solares muerto en 1995.

lunes, 6 de abril de 2009

La reivindicacion de la memoria


Maria Teresa Espinosa

"Ser humano significa arrojar alegremente
toda nuestra vida en las escalas del destino
cuando es necesario pero, al mismo tiempo,
regocijarse de cada día soleado, de cada bella nube".
Rosa Luxemburgo, 1916

Ediciones El Pensativo en su colección Nuestra Palabra edita en 2007, el testimonio de Yolanda Colom, participante directa del acontecer Guatemalteco. El material en este texto es un ejercicio de la memoria para pensar el presente, al mismo tiempo los capítulos que se recogen constituyen un punto de referencia para reflexionar sobre una zona geográfica, un punto de referencia político y social en particular, pero que atañe en problemáticas a otras latitudes y otras sociedades que comparten desigualdad y marginación, de allí el valor humano, social y político de dar a conocer la experiencia de lucha y organización como ciudadana y revolucionaria guatemalteca.

La producción teórica, filosófica y política de las mujeres en Latinoamérica es marginal si revisamos los títulos sobre literatura que genera el mercado editorial, que confunde la relevancia histórica de los escritores con la envergadura de sus ediciones de altas ventas. De modo que lo escrito por las protagonistas de batallas que recuerdan y recuperan las guerras que asolan a sus pueblos, que luchan con armas y sin ellas para ser escuchadas, para ser respetadas como permanente búsqueda de historiar la experiencia de una generación, una nación y su quehacer personal vinculada a dicha experiencia, es una asignatura pendiente.

Durante los años 70´s y 80´s caían las balas sobre Centroamérica, pero la guerra que se libraba en su territorio estaba cambiando de signo. Los gobiernos en su gran mayoría surgidos de los cuarteles después de olpes militares, se convertían en dictaduras, presaiaban tiempos muy duros, la miseria reinaba por doquier mientras las políticos locales legislaban y regulaban la economía siguiendo el modelo neoliberal.

En estas décadas Yolanda Colom vivió en dos territorios: México y Guatemala. Fronteras geográficas que no respetaban ni la flora ni la fauna de las grandes montañas, llevaba a cabo una intensa actividad entre las organizaciones político-militares de su país a fin de alcanzar un cambio significativo a la situación política imperante en los gobiernos posteriores a Arbenz y apoyados sustancialmente por las políticas de intervención directa o simulada del gobierno gringo. Colom tenía entonces años que había abandonado Guatemala, con sus compañeros de organización, viajando a México, que sería el territorio de trabajo y nostalgia hasta la fecha en la que retorna a su patria.

Yolanda Colom quien fuera educada por su familia siguiendo la tradicional enseñanza guatemalteca que tenía en los colegios de religiosas el modelo de mayor excelencia. No obstante, se rodea de libros y lecturas de las nuevas tendencias educativas innovadoras y criticas de la realidad guatemalteca. El amor a la educación, el respeto de su identidad y la admiración de grandes ideales, han sido constantes en la vida y obra de Yolanda Colom. Sin embargo, fue con el endurecimiento de las políticas implementadas en su país desde 1954 que a la joven Colom suscitó el interés por la vida política. Entonces se dio cuenta de la necesidad de actuar contra unas ideas y un partido que desafiaba la libertad y ponía en peligro el mundo en que vivía.

Colom, que veía cómo sus amigos y familiares empezaban a ser acosados, detenidos o privados de derechos, quiso dejar de ser políticamente activa ante aquel gobierno, realizando tareas educativas el Ejercito Guerrillero de los Pobres EGP. A partir de entonces intensifico su interés por las cuestiones políticas hasta hacer de la defensa del ámbito publico y la acción política uno de los núcleos mas importantes de su praxis política. Aunque, la idea que Colom tenía de la política no coincidía con la habitual política de los partidos, piensa más bien en los ámbitos públicos, en el cual los individuos intercambian la palabra para actuar concertadamente en un mundo común. Su idea política era inspirada en aquellos momentos de la historia guatemalteca en la que la gente se reúne en consejos o asambleas y actúa revolucionariamente. Yolanda Colom tomo este ejemplo y lo llevo a los años de militancia en que participo primero en el EGP y posteriormente en Octubre Revolucionario OR.

Los capítulos que conforman Mujeres en la alborada. Guerrilla y participación femenina en Guatemala 1973-1978 son el resultado de veinte años de militancia, memoria indisoluble del registro histórico de los hechos de los pueblos con el recuerdo y recuperación de su propia vida en esos años. Colom aborda distintas cuestiones, sin embargo, entre sus líneas nos conduce a destacar el abandono de la familia, sus pertenencias y país a causa de la guerra, otra temática es la convivencia social y política de los militantes en selvas y montañas, y a la par enmarca su trabajo reflexivo y político. Estos ejes del texto pretender plantear cuestiones que continuan siendo inciertas y discutibles en la actualidad, necesitados de reflexión y critica, y desde el pasado, se las ha querido traer al presente para suscitar el pensamiento, pues son temas de nuestro tiempo que nos interpelan.

La intención de Yolanda Colom de elegir narrar su experiencia, es sin lugar a dudas divulgar la tensa reflexión en torno al significado político y vital que la condición de los oprimidos comporta para las personas que se han visto inmersas en la desigualdad social y política. Ni que decir tiene que el tema es de actualidad en una época en la que millones de personas en el mundo, forman parte de esta condición.

En su texto Colom plantea diversos temas: el tiempo en la selva, la organización fraterna, el coraje de la responsabilidad, la enseñanza cotidiana, el tiempo y el estudio, pero también la confrontación y diversidad de posturas frente a una realidad particular, cuando se convive y conforman nuevas relaciones sociales. Colom trata estos asuntos con firmeza, sin eludir su complejidad, como es costumbre en ella.

Quizás la clave del texto esté en la definición del plantear desde la vivencia directa, que la autora aborda en todo el escrito. Plantea la acción humana a nivel personal y colectivo, como el espacio donde no cabe negar los hechos que son incontestables, están ahí y la única actitud digna y merecedora de respeto es reconocerlos como tales, lo contrario no es inocencia sino vergüenza. Colom hace una bella descripción de los lugares que va recorriendo en la selva, pero al mismo tiempo describe al ser humano que se integra a los destacamentos organizativos, motivaciones, emociones y sensaciones que definen un perfil y un accionar humano afectado por la perdida del mundo propio, el de los antepasados, la tierra que nos ha visto nacer, etc. Ser militante significaba haber perdido el mundo cotidiano en que una persona encuentra la vida feliz de todos los días, la familiaridad de las cosas, la profesión, el sentirse útil para algo o para alguien, la seguridad que otorga un paisaje conocido, las reacciones naturales de la gente que nos rodea, la expresión de los sentimientos.

El texto de Yolanda Colom es un escrito contra el olvido, una reivindicación de la memoria. En tiempos donde comprender y reconciliarse con la abrumadora carga del pasado su escrito trae a la memoria colectiva hechos trágicos del pasado reciente en Guatemala. Para no olvidar los campos de desplazados, con sus miles de guatemaltecos refugiados en el sureste mexicano, a quienes se les pidió que olvidaran, nadie quería oír hablar de lo ocurrido por la guerra civil, atenta contra el buen gusto, resulta afrentoso para el presente traer a la memoria colectiva hechos trágicos del pasado. Y así, en lugar de comprender y de reconciliarse con la abrumadora carga del pasado, era preferible negar, olvidar, ser ilusoriamente optimistas con el futuro por venir.

Mujeres en la alborada, trasciende cualquier preocupación de una sola década, sea de dimensión histórico-social de un pueblo, para revelarnos una pasión por el compromiso social, político, filosófico, así como una pasión por el ser humano que sabe transformar y transformarse – aun donde hoy se ven obligados a actuar bajo el flagelo de la contrarrevolución-el hecho de narrar una experiencia concreta propone recuperar nuevas formas de rebeldía.

Lo que Yolanda Colon como activista, como internacionalista y como teórica testimonia en las trescientas veintisiete páginas que conforman el libro es un nuevo continente del pensamiento latinoamericano.
Nota: las imágenes fueron tomadas en el Museo de la ciudad de México noviembre 2008, por Cecilia Candelaria, la portada del libro es del artista guatemalteco Arnoldo Ramirez Amaya.